La semicorchea
Alfileres
Quemaré las naves
Veré el fuego tembloroso y su reflejo en pleamar; veré la luna hecha columna como un trazo impresionista, como un hilo sobre el agua, apuntando siempre aquí.
Te volverás ajena, me volverás la espalda, y tan solo archivarás recuerdos en alguna dirección. Poco a poco morirá mi fauna, y la tierra en las macetas se hará grieta de aridez. Ya no perteneceré, ya no me quieras más.
Entonces yo perdonaré (sabrás), y me perdonarás (quizás) y tenderemos juntos un manto de piedad. Y recordaré lo bueno, pero también la muerte; y conciliaré rencores y con suerte olvidaré olvidar. Mañana empacaré mi vida (y algunos días de sol) con rótulos de escuela en cajas de cartón. No dañaré mi cuerpo, no cargaré de más; tan solo aquello leve, lo que desee llevar.
Mañana quemaré las naves, bajo un flujo irremediable de humo blanco: Entonces dormiré tranquilo, como duerme un animal.

Zamba de la coma
el breve espacio que espera en la zamba que entrega
tu voz al cantar.
Tu voz jugando en el río de San Antonio hacia el puente.
Trae voces esta corriente, murmullo de gentes
hablándole a dios.
Hay aguas de despedida, agüitas del corazón.
Se irá aprendiendo la vida, se irá.
Yo quiero ser la risa de nuestras tardes de flores
despilfarrando colores, jugando al intento
con una canción.
Una canción que te lleve camino arriba a la cumbre
Que te encomiende a una lumbre, te vuelva a la tierra y nos brinde tu luz.
Hay aguas de despedida, agüitas del corazón.
Se irá aprendiendo la vida, se irá.
El sol en la ciudad
El tiempo que demora en hervir la leche es fundamental para acercarse a la ventana y ver la gestación, el evidente inicio, el alba despreciable, la insignificante mañana. Para Suárez, en cambio, estas cosas son indispensables.
Hay un calorcito suave, puede sentirlo hasta en los pies. La mañana cocina un hervidero de bocinas, un sabor a caldo de pavimento. Hay motores, construcciones, barullo y una neumática estridencia. Hay también un martilleo constante. «Tengo que saltar de este mundillo en el que estoy metido» piensa Suárez.
Sucede que si bien el es, lo hace en función del entorno, y eso lo tiene aquejado. Está cansado de que su hacer se valore en la cotización de su círculo social. Quiere ser cotizado como pudiera en otros ámbitos: Como quien luce su tonada en tierras foráneas; o quién se regocija de encontrar peores; o como aquello del tuerto y los ciegos.
Usualmente le haría bien empezar el día poniendo un disco, aunque no vaya a escuchar mas de dos canciones, pero ya no lo hizo, y como la música lo previene pero no lo cura, ahora le parece inútil. «Pero ¡la puta madre!» masculla Suárez mientras manotea un trapo para secar la leche rebalsada.
Sobre Candiotti III empezó a salir el sol, pero a las siete y veinticuatro va a ocultarse nuevamente detrás de la torre seis del complejo Viña del quebrál. A las diez y media (más o menos) se vuelve a ver en el hueco que deja el cementerio; y ya después de mediodía se esconde hasta mañana en las torres de la avenida.
Suena otra vez el despertador.
El deseo
La tierra me tira del cuerpo más que de costumbre.
La vida entera en una mochila.
La mochila sobre la espalda.
La espalda sobre tu cama.
ENCONTRARSE PERDIDO
La carta
Parca

Me asomo al balcón y doy con la sorpresa: Por la ventana, en el edificio de en frente, se puede ver a la mismísima Parca entrando en el departamento de un pobre viejo.
Apago todas las luces y contemplo la situación, el tipo duerme ingenuo. La miro y se le acerca, penetra en la habitación, le acerca la guadaña, lo acaricia, lo huele, lo disfruta. Lo identifica.
La pregunta me atormenta: ¿Qué debo hacer? O mejor: ¿Qué puedo hacer? Por esta decisión seré juzgado y no será un tribunal terrenal quién lo haga, tampoco uno legal, mucho menos uno estatal, será en cambio un jurado celestial quién castigue mi accionar, tal vez sea el dedo inquisidor del mismísimo todopoderoso.
Mis posibilidades son pocas. Si alerto por teléfono al vecino me acusarán de Conspirar contra el orden natural de la vida, o de la muerte, o de vaya a saber cuanta cháchara más. Si arremeto a gritos y despierto a todos van a tomarme por loco, además nadie creería mi relato. Debería ser más cuidadoso, no puedo armar un escándalo, la oscura dama volvería a por mí, ciega de venganza para ajusticiarme por lo hecho, definitivamente no me conviene. ¿Y si no hago nada? doy rienda suelta al destino, me hago el que no vi nada, total ¿Qué importa? el viejo ya estaba viejo, quizá le llegó la hora… ¡No! ¡De ninguna manera! El absoluto todo lo sabe, podría ser condenado por Abandono de persona o cualquiera sea su relativo celestial, me acusarán de negligencia, de Complicidad con la muerte, y claro, uno no anda caminando así como así por el paraíso con semejante expediente.
¿Por qué? ¿Porqué cae sobre mí este irresoluble debate. ¿Por qué tenía que verlo? ¿Porqué a mí? ¿Porqué yo?
...Y en un momento algo cambió. La calavera no se mueve, ya no está, la muerte ha desaparecido. Mi desentendido vecino continúa en sueños, puedo verle respirar. Un doloroso escalofrío, la gélida mano en mi hombro confirma el error postal.
Zapatillas.
Para la Gacela que lo pidió...
Están en el suelo tus pies y los míos. Los cuatro vestidos de zapatillas.
Las zapatillas se tocan, y ocurre lo inexplicable.
Yo sé del roce y vos también. Tal vez ni lo notaste, pero sería raro.
De una u otra forma estás quieta, te mantenés, no lo evitás.
De una u otra forma pertenecés, sos parte de ese vínculo subliminal.
Ahí están tus zapatillas y las mías. Unas al lado de las otras.
Se besan y se acarician con torpeza, con la vulgaridad, con mugre.
¡Me moví! Nada voluntario, un reflejo, un miedo. No fue un rechazo, te lo juro.
Por supuesto, te corriste. Tal vez no, tal vez solo te moviste, simplemente te picaba el talón.

El vino / el bache incómodo / la noche por venir / la prohibición absoluta / el deseo irreversible / los códigos / la amistad / el deseo otra vez.
Lo maravilloso de los vínculos subliminales es que nunca sabes si el otro los percibe. Tal vez sea solo imaginación propia, insignificante, pero también puede ser un hervidero de pasión, el momento más significante de nuestras vidas.
La última canción y las zapatillas se van. Ellas no sufren, siempre tienen a la otra. El que sufre es uno, el boludo de los pies.
Para los vínculos subliminales hace falta imaginación, y ganas de abstraerse.
Otra vez la conciencia, la prohibición, la realidad, aquél otro, el impulso contra la vieja y predecible natura… Otra vez no me animé.
¿Quién vence?
Las zapatillas vencen.
La vida es un fenómeno analógico
El ser humano -un animal incapaz de crear- se contenta con en el poder de combinar. Así es que los autos son semejantes a los rostros humanos, los grandes monstruos de las diferentes mitologías están hechos de partes de animales previamente existentes y los colores son mezclas de otros colores. ¿Es posible pensar en un color que no exista? ¿Crearlo sin mezclar? ¿Es posible inventar un animal que no posea características de otros ya existentes?
Existen también algunos ordenadores capaces de defecar. Lo hacen a travez de un aparato externo llamado impresora. Es un fenómeno tanto más pulcro que su relativo humano pero, sin dudas, mancha más.
Cañada Blues

Hoy la ciudad se me muere en los brazos
No me tirar a errar tus balazos
Y el diablo llora en peatonal
Mañana quiere ser lunes otra vez
El otoño te queda muy bien
Y tu arrollo me moja los pies.
Hoy que te ajusta la noche cañada
No me asusta dormir en tu cama
Ni cantarte después tu canción.
Hoy que el presente se puso de moda
Que el futuro se acaba en la coda
Y el pasado pinta peor.
Ya no te queda ni un ídolo muerto
El más cruel se queda boquiabierto
Cuando te recorre mi amor.
Yo recorrí malecón y la rambla
Caminar sus veredas te ablanda
Al contrario vos sos cara o cruz.
Mañana voy a sentarme en tus piedras
Despedirme, mandarte a la mierda
Y ahogarme en tus aguas de pus,
Cañada Blues.
Sexo, boliche, puñal, merca y cruz
Gente que tira su alma por Cañada Blues
Lacandona

A.D.
Como qué?
Como tornado criminal.
Como el ello bien vivo.
Como delito excesivo.
Como tierra sangrando.
Como chicos gritando.
Como fuego en el árbol.
Como hediondo letargo.
Como guerra y rencor.
Como mierda y sudor.
Como braza en el pecho.
Como muerto en su lecho.
Como leche en hervor.
Como crimen de amor.
Como ira de mujer.
Como la vida por hacer.
Como viento arrasador.
Como tango y alcohol.
Como gas lacrimógeno.
Como flujo de estrógeno
Como un ciego destello.
Como tajo en cuello.
Como religión suicida.
Como tu amor raticida.
Como encanto ilegal.
Como rock demencial.
Como furia de un pueblo.
Como la cara en un velo.
Como muerto de muerte.
Como nunca mas verte.
Como sueño frustrado.
Como un viejo cansado.
Como imparable alud.
Como comercio de salud.
Como sexo repugnante.
Como querer olvidarte.
Como inundación nocturna.
Como quema de urnas.
Como fieras en lucha.
Como vida, pasa.
Como muerte, arrasa.
Barcos de Cama
El mar está hecho de ropa y condones.
Los peces de almohadas, las sábanas duras.
Baldosas heladas, sentimientos nones.
El barco naufraga desde que zarpó
La sien en la bala mató al capitán.
Palabra del alma mi boca tapó.
Silencios horribles te responderán.
Ella llorando de popa saltó.
Yo condenado a la proa salté.
Camas de barcos naufragan de amor.
Plena alta mar y corriendo se fue.
La nada no tiene mucha explicación.
Impulsos pensados pierden sabor.
Retiro lo hecho y te pido perdón.
Tu error cometido es mi culpa mi amor.
Oiga!
Déjese en paz.
Fume y escriba.
Hay algo mas que vivir que lo que vivimos.
Te lo juro por la virome y la viola.
MR
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No chingues wey!
Fé de Erratas.
Te las doy a todas.
Tal vez no sean las mismas, esas que soñaste de pequeña nena.
Son las que tengo, las que puedo. Las que se escriben solas cuando te pienso.
Nada podría describir esta noche.
No soy el único que intenta narrarla. Silvio Rodríguez, el viento, el cigarrillo, y esta inmensa ciudad de cartón, que no resiste una puta tormenta.
Mi pueblo no se me venía abajo todos los días.
Esta extraña urbe se me cae a pedazos.
¿Que decirte? Si siempre digo todo en forma de nada.
La retórica me arrebata los mensajes, las ideas, y se los queda.
La prosa me arrebata los sentimientos, pero se los peleo un poco más.
Lo mejor sería empezar por pedir disculpas.
Siempre es bueno hacerlo: “Disculpe, ¿tiene cambio de cien?” “Perdone, ¿se encuentra la dueña de casa?”…
Todos tenemos algún superpoder. El mío es equivocarme. Después ver el error… Después arrepentirme.
Hago mal los cálculos, toco lo que debo acariciar y viceversa. Veo verde lo que siempre fue azul. Hablo de tus manos sin saber de ellas. Hablo de tu escote antes de pasearlo.
¿Que queda de mí, si confundo tus colores?
Queda la maravilla de encontrar alguien que guste de mis errores.
De lo incomprensible a lo inconfundible hay un solo paso.
Un paso mide un metro.
Ese metro nos fue insuperable un día.
Mesa de por medio, la lejanía era impredecible.
¿Cómo no decírtelo hoy? Hoy que, a cuatro barrios de distancia, estamos a escasos centímetros…
Debo admitirlo, me fascino y siento orugas en el pecho.
Si, orugas. Las mariposas son efímeras, viven pocos días, presumen de su hermosura, alardean y se mueren. Las orugas son tranquilas, templadas, planifican, proyectan, sueñan con volar, esperan, aprenden y un día salen y vuelan.
Volví tarde, cansado y borracho. Una mujer me había flechado tanto o más que el sol de ayer. La guitarra estaría desafinada, así que decidí escribir, decidí prejuiciar, decidí tocar lo que debí acariciar.
Después vi el error, después lo corregí, este es el arrepentimiento.
La realidad no es algo tan simple, no se puede pasarla por una virome y mancharla en un papel. Supongo que por eso la vida no es poesía.
Con la lluvia pasa lo mismo, no se puede escribir. Tampoco el vientito que la precede. Solo puedo narrarla así nomás, a grosso modo y esperar que evoques alguna tormenta similar. Intuir que te transmite las mismas sensaciones que a mí.
¿Recordás alguna noche de verano en que, de repente, el viento enfría todo y los árboles empiezan a hacer ruido? En la calle los diarios se vuelan, las luces se apagan y uno queda solo, con una vela.
Uno tan solo como es.
Solo.
Te pienso tanto que no te dejo dormir.
Me pienso tanto que no me dejo vivir.
La lluvia espera que termine de escribirte.
Se reprime para vos, para mí.
Yo le digo que se deje de joder y que largue de una vez.
Siempre me gustó eso de desafiar lo indesafiable.
¿Que tan grande puede ser el cielo?
Llové carajo! acá estoy, yo solo, a ver si podés con migo!
(Puede con migo, pero me perdona, porque nos conocemos bien.)
¿Querías unas letras?
Te las doy a todas.
Las letras son como las personas, como nosotros dos. No sirven si están solas. Hay que agruparlas, armarlas, significarlas, unirlas, hacer que se quieran, que se odien, que se amen en una frase.
Ahora queda en nosotros armar las palabras, hacerlas frases….
Empezó a llover.
A.D.
Freud y los escarabajos.
Sur
Ni Cinco de bola (para la gringa de Guemes)
No me trates como trata la ciudad
Este camino recorrido tiene hoy mucho mas filo
del que ayer sentí cortandole las venas al destino
Un chispero cuatro chinos y un papel de para armar
Un cigarrillo que me deje coquetear la libertad
y es el carmín que ruborea el filtro verde del armado
en tu boquita de azafranes conquistada de temores
y un poquito de canciones que te ablanden corazón.
Y Sin escuela del gotan te escribo liso el cuatro en cuá
Te pido porfavor, mirame, mirame estoy acá
Si te dijera que me escapo con tu imagen en mi mente
y te traiciono varias veces para verte llorar y sonreír
Gringa de azulejos
Aunque guemes no convina
con tu espejo de cristales
Y tus manos poco ajadas
queda bien...
Mates bien amargos
contra ojos verde pardo
Puede ser mi saco viejo
no convine con tu escote
y quede bien
Casi me adormezco cuando escucho tu taquito pisoteando
las valdosas, el asfalto y mi bondad...
Y a tus ojos los chifé y vinieron corriendo despacio
entre los pastos que dejamos de regar con tu llantito
Y me pongo esa camisa amarretera con tu olor
que la lavo veinte veces y no deja que se valla
Tu perfume de tres cifras importado del deseo
prende fuego mi cabeza, y tu silencio no me deja
pensarte acurrucada entre mis sabanas de super
no serán de seda inglesa pero tienen la nobleza del gotán.
Rubia de pop singers
Esta voz entabacada
no te canta como el hada
de tus sueños
y queda bien....
Nunca arriesgaría hacer mas nada con tu boca
que mirarla bien de lejos
componerle dos tres notas
Y queda bien
aprender tener cuidado
queda bien
conocer las de tu palo
queda bien
no tirarse como un nabo
queda bien....
Cancion de Palomas
Cien veces nací de la verbena de tus ojos,
Tu abanico entrearrugado y las historias del Musel
Jugo rojo asturia se derrama en la centuria
de unos barcos que no llegan a destino etcepto por
Tu boca.
Quién te dió las alas? palomita de la europa
Quién cerro tu infancia oscuraquién te enseña a dar amor.
Hurgo entre mi sangre las cenizas de tu padre
Canto rojo y persistente que en mi historia derramó
Paloma!
Quien va a contar
El final de las historias, si este libro muere acá.
Quién va a pintarEse lienzo blanco impune, si no sabe la verdad.
Tu canción de cuna me abre heridas que se curan
cuando todo se relaja al viento seco de tu voz
Gaje de tu escuela de caminos, fue criarme
con la sangre que me harde y paso doble al caminar
Paloma!
Toda tu postura, se revuelca en la pintura
de milicias, de banderasde repúblicas vengar.
Gracia centenaria del recuerdo nunca ajeno
de tu pueblo y las raícesde mi cuerpo de agua y cal.
De Piedra!
Voy a contar
La casuela de momentos que me supo preparar.
Voy a pintar
El final de las historias, nada muere, nunca más.
Agustín Druetta.
Siguiendo la luna
Por mi parte, ese día volvía tarde, cansado y hacía frío. Supongo que así tiene que empezar una buena historia o reflexión, pero a diferencia de esas, en casa no me esperaba nadie.
Un tipo que venía bastante más apurado que yo me pasó por la derecha. Tal vez él si tenía quién lo espere.
Paré en un quiosco. Una de esas hamburguesas de paquete, una Rosamonte chica pero Premium, un atadito de parissienes y un queso rallado.
- Son once con veinticinco joven.
-Sírvase.
De vuelta al auto: la bufanda al piso; la búsqueda de las llaves infinitos bolsillos y la sensación de placer que da no sentir el viento helado en el pelo húmedo. Llave, contacto y arranca. Al mismo tiempo: la radio.
Las canciones te esperan. Están atentas al momento justo para atacar. Son como los leopardos de planeta animal que asechan a esos ciervos gordos que no se como mierda se llaman.
La canción me estaba esperando. Estuvo asechando desde que me fui al quiosco. Esperó que la vieja le comprara caramelos al nieto. Escuchó cuando sonó el pip del portero eléctrico; me vio acercarme hasta el auto; esperó a que meta la llave y me atacó.
Supongo que aquella vez, el mismo tema, hizo algo parecido con ella. Ya se que no se acuerda, pero ese fue la canción que la hizo besarme. …o insinuarme que la bese.
No es su culpa haberse olvidado. Pasaron varios años y ninguno imaginaba nada de lo que iba a ser.
Hoy no debería significarme nada. Ella me odia. O yo la odio. O los dos nos amamos. O alguna de esas cosas. Sin embargo me partió.
Me partió porque la luna se asomaba por Maestro Vidal para mirarme de frente. Me mató porque la iba siguiendo.
Me mató porque, aunque siga a la luna, antes de agarrarla va a ser de día.
Boludeces
Cuando oscurece ese nudo en el pecho; ese "me sinto mal pero no se porqué" llega a su punto cúlmine y de repente desaparece.
Los domingos se hicieron para estar triste. La gente pudo inventar miles de cosas: llegó a la luna, desafiaron la gravedad, mataron millones de diferentes, e inventaron una bomba atómica, pero no pudo hacer nada para no estar triste los domingos.
Otros fueron más astutos. Una vez, un tipo estaba tan angustiado que decidió dedicar el domingo entero a correr detrás de un pedazo de cuero. Lo curioso fue que otros diez tipos lo siguieron y otros once los enfrentaron.
Los músicos hicieron una cosa que se llama ensayo.
Otros inventaron las películas. El objetivo se cumple pero por poco tiempo. La película te saca de esa realidad durante 90 minutos. Despues volves.
Hoy es sábado. Estoy en el punto cúlmine, pero es sábado. Aveces el día se trastalda. A veces se suman. A veces te sentis asi todos los dias.
bah... boludeces.
Un Recorrido por el dial...
Equis Gómez entra y de una mueca saluda al mozo. No es cortesía, quiere hacerse notar y ser atendido rápidamente, no dispone de demasiado tiempo, es un sujeto corriente y como todos, tiene otras obligaciones. El bar no es su objetivo, es prescindible pero a la vez es más importante de lo que Equis piensa.
Hay varias mesas libres, Gómez elige:

En la mesa 810 está el diario y la ventana está cerca. La información fresca y la posibilidad de comprobar la actualidad de un solo un vistazo. El problema es que el ventilador da justo sobre ella y las masas se enfrían.
La mesa 96.1 esta ahí desde que Equis era niño. Cuando la gente y el paso del tiempo sugieren quitarla, el dueño responde diciendo que es un clásico.
Sobre la mesa 700 un médico olvidó la última publicación de La Luciérnaga. La revista está marcada con un señalador cuyo motivo es una foto de la cañada. Esa mesa conserva la marca del vaso de ferné de la noche anterior.
En la mesa 100.5 dos rubias platino discuten sobre los exámenes de derecho. Una se peina frente a un espejito mientras silba una melodía de Madonna.
En el medio del bar, justo debajo de la lámpara, está la mesa 90.3. Allí se sienta un joven de negocios. Viste de traje, corbata y perfume importado pero no es casual su barba apenas crecida y su pelo despeinado. Si bien posee una gran empresa, quiere parecer rebelde y alternativo. La dama de la mesa 88.9 lo mira deseosa y evidente.
En la mesa 94.3 un grupo de universitarios debaten sobre los problemas nacionales. Hay palabras de humor, comentarios serios y opiniones que trascienden lo convencional.
Hacia fondo del local, en un rincón poco vistoso, está la mesa 92.3. Los elegantes adinerados siempre la evitan, dicen que está sucia y que sus sillas no son seguras.
La mesa 95.5 es vieja, y aunque las modas hayan cambiado, mantiene el diseño noventoso originario del bar. Por las mañanas y tardes hábiles se sienta una mujer arrogante, osada y divertida. Al entrar se lleva por delante al mozo y no pide disculpas ni azúcar. Sin embargo, son evidentes las carcajadas de quién después, comparte la mesa con La negra Vernaci.
En la pared contigua a la mesa 580 hay una foto autografiada por Alejandro Dolina. Es una mesa convencional pero durante muchos años el escritor se sentó en ella. Cuentan que echaba dos cucharadas y media de surrealismo a su cortado.
Hoy en día sus sillas son frecuentadas por un docente que desarrolla su horario de consulta.
La última mesa es la 750. Si bien es la de mejor ubicación, está muy cerca del TV. El ruido y las imágenes distraen a quién se sienta allí. Es de esas mesas que, debajo del vidrio, tiene diferentes granos y semillas. Hace tiempo el guardia de seguridad la rompió y el mozo tuvo que rellenarla con soja.
A.D.
Montevideo de noche.

Si me cruzas, contámelo.
Una verdadera cagada.

Leonard Cohen. Es quién canta la canción que, si me diste bola, estás escuchando. Una especie de sabylan pero del primer mundo.


Eso es una apelación y no cagada: mirame, estoy saliendo de tu monitor y poniéndote el dedo en la frente. Que más provocación esperabas?
Portate bien carajo!
Si me cruzas contamelo.
Después la locura


Leonard Cohen

La premisa de máscara de caballo: el norte fijo, opaco, imperceptible, descomunalmente inseguro, efímero, negro, tan negro como el caballo.
Pero solo en norte.
Lo cercano inalcanzable, lo cotidiano insoportable, lo desconocido angustia.
Quién supiera? y dentro de un tiempo quién pudiera?.
Sin guarida. Presa fácil que la voráz madre del tiempo descuartizó para que éste cazara sin mayores peligros. O será el eterno inocente padre de la presa quién lo hizo? Quién Supiera...
Todo tiempo pasado fue peór que el pasado del pasado.
Y el futuro del pasado? un aprendizaje que el futuro de él mísmo descuartiza en nuevas premisas.
Pregunta irrespondible, respuesta impreguntable. Respuesta equivocada. Le guste o no, siga participando durante toda la eternidad. Todas las vidas tienen premio: una hermosa muerte.
1er paso: Apalee el síntoma.
2do paso: Olvide el problema.
3er paso: Déjese asesinar por lo que más le apasione.
4to y último: Disuelva dos cucharadas de psicoanálisis en la mezcla.
Por resultado: un delicioso plato que, antes de servir, se le caerá de las manos e inundará la casa entera. -Muera ahogado en la creación.-
Pobre de usted, desperdició su vida buscando el baderín a cuadros blancos y negros. Pobre de aquél que renació de un culo para volver a inroducirse en sí mismo y en otro culo aún mas perverso.
-EXPLÍQUESE!
-SEA LÓGICO!
-LA GENTE NO LO ENTIENDE!
-A LLORAR AL LOQUERO!
Al carajo...
1789 - "Eureca! he inventado la cordura... quién no piense como debe será condenado a la hoguera!"
RAZONE!!!!!!!
Del otro lado del mundo un indú se mea sobre tu maravilloso postulado. una puta lástima, la mecha está prendida, se fue todo a la mierda.
La condena al fracaso.
La desesperación trasparente.
Dejaste de ser Freak hippie?
Madurar no es trascender la boludez, es el árte de no perderla.
-"Che loco, lindo el post pero no entiendo mucho..."
- Todo bién, andá a jugar Pump it up
Córdoba, no tenés desperdicio.

Hacia las 6:30 de esta mañana, como hacía mucho no pasaba, sonó el radio reloj. Creo que era un tema de The Outfields. Extrañamente siempre me despierto uno o dos minutos antes de que suene, nunca más de eso. Desayuno: lactal tostado con queso, vaso de leche reglamentario (por las uñas, para la viola y los huesos) y taza de café (doble filtro y sin azúcar)
A las siete y diecisiete pasa el C siete (curioso, menos mal que no existe el C6). Me subo, y la clásica:
- “Jefe, le puedo pagar?”
- “Pagar que?”
- “y… el bondi maestro.”
- “Como no, son $35.000. Lo quiere con o sin pasajeros?”
- “Déjeme a las damas y llévese el resto...”
Risas, monedas y la gorda Bibiana o Viviana -al caso, nunca supe.-
- Como andas gordi?
-Todo bien, vos?
…el resto predecible.
Un empujón del tumulto nos despidió. Auriculares y a buscar asiento.
Llegué a mi primer día de facultad a las 7:50 y birome en mano. Solo birome.
Como siempre, el turno en el que solo van caras X. Una decena de indeseables solo aptos para el saludo; una gringuita simpática (creo que novia de Tomi); Britney con su homosexual amigo mudo y Victoria y Rebeca (dos damitas adorables).
Hacia las 7:40 el camarada Clavo. Compartimos un Tutti fruti, un cigarro, un café y algunas palabras. Al docente no lo pude escuchar, tenía un Dolby Digital estereofónico de chetas tontas hablando alrededor.
Once y treinta en casa. Almuerzo, siesta, radio reloj, café, cigarro, parada del C2. 14:45 y el colectivo no viene. Mujer bella pasa y me mira, yo la miro. Guitarra en mano a tomar un taxi, diez taxis ocupados. Once cincuenta para uno, ni bien le digo “A plaza Colón maestro” me empieza a interrogar. “Usted que estudia? usted que hace? a donde va con la guitarra? que música toca? Etc.” No sé en que momento comenzó a hablar de Sigmund Freud.
- “Los psicoanalistas son unos boludos”
- “Concuerdo…”
- “Bah… Analizar los sueños… JA! boludez semajente!… No entendemos una mierda de la vida, mirá si vamos a andar analizando los sueños (…) Yo fui una vez a terapia, me mandó mi mujer. Al rato salí y el tipo le dijo a la bruja –“Este señor la tiene re clara”- Y obvio, que iba a decir de mi ese boludo!”
- Mire usted… Cuanto le debo? Etc.
Primer día de colmena, a las 15 clases de Osvaldo Brizuela: Autum Leaves, semicorcheas, arpegios, tríadas y armadura de clave.
“Piano complementario I” empezaba a las 18, emprendí camino hacia la calle Bolívar a la altura de la concha de su madre. Dos horas de ocio: paseo, café, apunte de sociología, Michelle Foulcaut, la sociedad de control, cigarro, irrumpe un liyera:
- “Oiga! Yo tengo muchísima plata”
- “Mire usted… (Silencio), En que lo puedo ayudar?”
- “Nada, porque yo tengo muchísima plata. (Silencio incómodo) Y ahora me voy a dormir.
- “Bueno, dulces sueños”
- “Donde puedo dormir?”
- “Y, no sé. Vaya para la zona de la terminal, ahí hay varios lug…”
- “Que mierda! Yo tengo casa!”
- “Bueno, vaya a su casa entonces…”
- “Sí, pero antes un vinito…”
- “Más Bien!”
A las cansadas se fue. De existir la máquina del tiempo habría jurado que era Fanzini a los 67 años que me venía a invitar un Alberto Fourqué Malbec.
Hacia las 17hs Más personajes solo saludables. Luego Pelado Missana, luego Guevara, luego Emiliano, luego nota de crédito en Julia Saúl. 18hs Colmena (local de Bolívar).
- “No Druetta, las clases de piano empieza en abril recién…”
- “Váyase a la puta madre que lo parió.”
Riiiiiiinnnnggg!!!! –Llamada entrante de Gordo Julián-
- “Gordo!”
-“ Si cabeza, que necesitabas?
- “Te había mensajeado porque esta noche toca la orquesta de cuerdas de la municipalidad, yo capaz que iba, pero ahora no da porque me cancelaron la clase de piano y me quiero volver a casa vieja”
- “Oka, yo voy para la cena”
- “Dale loco, nos vemos.”
Somos como un matrimonio sin sexo (sin sexo entre nosotros.)
18:30hs, veintisiete de abril, “Hey! Demián, como andas…?” C7, Tarjeta Bus, butaca, punk dormido al lado. Los plátanos: El peluquero del video club: "Loco, devolveme la película!"
Sobre las 19:30 ducha. Café, tostada, llamada al Negro Gomez, llamada a Rogelio de Fototécnica por lo de la cámara, cigarro y Semicorchea.
Dura la vida del roquero con Q y erre minúscula.