Quemaré las naves

Mañana quemaré las naves, bajo un flujo irremediable de humo blanco. Entonces dormiré tranquilo, como duerme el hombre en la mujer.

Veré el fuego tembloroso y su reflejo en pleamar; veré la luna hecha columna como un trazo impresionista, como un hilo sobre el agua, apuntando siempre aquí.
Te volverás ajena, me volverás la espalda, y tan solo archivarás recuerdos en alguna dirección. Poco a poco morirá mi fauna, y la tierra en las macetas se hará grieta de aridez. Ya no perteneceré, ya no me quieras más.


Entonces yo perdonaré (sabrás), y me perdonarás (quizás) y tenderemos juntos un manto de piedad. Y recordaré lo bueno, pero también la muerte; y conciliaré rencores y con suerte olvidaré olvidar. Mañana empacaré mi vida (y algunos días de sol) con rótulos de escuela en cajas de cartón. No dañaré mi cuerpo, no cargaré de más; tan solo aquello leve, lo que desee llevar.

Mañana quemaré las naves, bajo un flujo irremediable de humo blanco: Entonces dormiré tranquilo, como duerme un animal.




1 comentario:

Anónimo dijo...

Precioso!
Con unos pequeños toques (hablaremos si querés) estará impecable. Tiene una com binación difícil de lograr: pasión y fatalismo.