Zapatillas.

Para la Gacela que lo pidió...

Están en el suelo tus pies y los míos. Los cuatro vestidos de zapatillas.
Las zapatillas se tocan, y ocurre lo inexplicable.
Yo sé del roce y vos también. Tal vez ni lo notaste, pero sería raro.
De una u otra forma estás quieta, te mantenés, no lo evitás.
De una u otra forma pertenecés, sos parte de ese vínculo subliminal.
Ahí están tus zapatillas y las mías. Unas al lado de las otras.
Se besan y se acarician con torpeza, con la vulgaridad, con mugre.
¡Me moví! Nada voluntario, un reflejo, un miedo. No fue un rechazo, te lo juro.
Por supuesto, te corriste. Tal vez no, tal vez solo te moviste, simplemente te picaba el talón.

Siempre fuí de los que les gusta imaginar, volar e inverosimilizar, así que prefiero creer que te asustaste.Las tuyas rojas, yo marrones. No combinan

El vino / el bache incómodo / la noche por venir / la prohibición absoluta / el deseo irreversible / los códigos / la amistad / el deseo otra vez.

Lo maravilloso de los vínculos subliminales es que nunca sabes si el otro los percibe. Tal vez sea solo imaginación propia, insignificante, pero también puede ser un hervidero de pasión, el momento más significante de nuestras vidas.
La última canción y las zapatillas se van. Ellas no sufren, siempre tienen a la otra. El que sufre es uno, el boludo de los pies.
Para los vínculos subliminales hace falta imaginación, y ganas de abstraerse.
Otra vez la conciencia, la prohibición, la realidad, aquél otro, el impulso contra la vieja y predecible natura… Otra vez no me animé.

¿Quién vence?
Las zapatillas vencen.

3 comentarios:

Martín Ignacio dijo...

Bien ahí, me sentí muy identificado con eso de los vínculos subliminales.

Gacela dijo...

Buena Druetta! Me había colgado y no lo había leído. Seguí escribiendo bolos...Ya nos cruzaremos por ahí.
Un abrazo.

Ayelén S. dijo...

Muy hermoso gordito.. me encantó "también puede ser el detalle más apasionado del mundo."
que lindo saber que seguimos creyendo en eso..